Y ustedes se preguntan... esto
verdaderamente ¿qué es, a qué viene? pues de eso vamos a tratar precisamente:
de los hombres, de sus hábitos, de sus costumbres, de sus equivocaciones sin
malicia, de su forma de actuar y de pensar, que les anticipo, no es fácil
de digerir. Pero hay una cosa que nos define por encima de todo: somos más
simples que el mecanismo de un chupete. Y eso al final suele ser la torpeza que
obra el milagro: de pena que damos, conseguimos llegar al altar y no sólo para
despedir al amigo que se casa, solemos con el tiempo y muchas cagadas
consecutivas llegar también nosotros. Pero el camino es arduo y duro, nos
perdonáis tantas, que la que podamos perdonaros nosotros nunca estarán
sobradamente compensadas y recompensadas con algún que otro Cartier de 22 micras de oro.
Por mucho que quieran estudiar
sobre nosotros, no somos libros, en todo caso la tapa del libro, por no decir
la tapa del bar, es más me atrevería a decir que por la simpleza que llevamos
de serie y en lo más intrínseco de nuestro ser, somos el palillo de la tapa del
bar.
Lo que se dice interpretar, no
interpretamos vuestras señales, nos quedamos en las de tráfico y poco más: Stop,
ceda, paso de Cebra o de Cabra (no recuerdo bien ahora) y zona de Minusválidos.
El razonamiento hormonal masculino sería tal que así:
Zona de Minusválidos = Zona de No-válidos. Desvalidos sin rumbo fijo y
más cuando hemos quedado para jugar al fútbol después de una intensa noche de
juerga con los amigotes y pinchamos en pleno trayecto (esto es para nosotros un stop). Aunque no lo crean, si van chicas en el coche nos hacemos los
hombres y los machotes aunque estemos cagados de miedo, dado que.. ¿de quién
fue la idea de que sabemos cambiar una rueda?, empezamos a echarnos las culpas
unos a otros de dónde está el gato, Andrés compró el coche sin gato, claro como
es de Barcelona, y después de echar a suertes quien cambia la rueda, al final
todo se ciñe a una sola pregunta: y NO, no es llamar al seguro para que venga
el de la grúa (qué sería la segunda señal, CEDER-le el testigo del
marrón) : ¿de quién fue la idea idiota de ir a jugar al fútbol sala un domingo
a las siete de la mañana para coger la mejor pista?.
Con tal de impresionar a las novias del sábado
noche, hacemos lo más racional que se nos ocurre: Primero somos tontos por
naturaleza (señal de la cabra de Cebra). Segundo, nunca fuimos
madrugadores sin una buena resaca previa y tercero, no sabemos cambiar un clavo
de sitio y menos una rueda. Y eso que delante de María (para impresionarla) me
ocupé personalmente de maullar durante quince minutos al gato de los cojones antes de que viniera el de la grúa, por lo menos para que viera
que lo estábamos intentando. Porque ante todo somos tíos hechos y derechos con
pelos en el pecho: con sabor de ORIGEN.
Y hablando de nuestros Orígenes, me viene el explicar
nuestra procedencia: Por naturaleza beneimos (no sólo del más puro y trágico analfabetismo) del orangután, del mono, del chimpancé
(Chita, la amiga de Tarzán), en resumen del simio. Es nuestra identificación
natural, más que presentar el DNI a la guardia Civil cuando te para y decir con
tu novia delante para quedar guay: "Tranquilo señor guarda que es ella quien ha bebido más de
los dos, por eso llevo yo el coche", solo
con esa frase, la multa es la misma, pero tú has quedado como un señor delante
de tu piba. Luego, no entiendes que te deje de ver, será porque te han
inhabilitado sin carné, y tu piensas lo de siempre: "claro, está me
quería por el buga, la muy interesá". Somos así, no es malicia, se llama ser corto. Pero sin
desviarnos del tema, proseguimos con nuestros Origen.
No es un insulto para nosotros que se nos
compare con el mono, es más nos sentimos orgullosos de ser cómo él. Somos
inquietos, nos gusta comer plátanos, trepar y chillar como posesos. ¿Por qué?,
muy sencillo: Inquietos de pensamiento: Siempre estamos con el ingenio al 300%
para encontrar la manera de tener relaciones sexuales con la chica
"mona" de turno. Nos gusta comer plátanos, porque existe un dicho que
ha pasado de generación en generación, que dice que de lo que se come se
cría... y no hay nada más importante que nuestros 16 centímetros se conviertan
en 20 cm, y si para ello tenemos que comprar una regla de 30 cm pues mejor,
pero con cuidado que también dicen que cuando pasas de los 24 cm al hacer el
amor le duele y luego no quiere nada, así que para estás cosas hay que pensar
con el cerebro, faltaría más. Lo más importante para nosotros es que la única
neurona que ronda por el cuerpo de vez en cuando descanse. Por eso la llevamos
a ver partidos de basket o de fútbol. Para atontarla siempre podemos poner una
película romanticona.. si con ello encontramos alguna posibilidad de tener
SEXO.
Nuestro retraimiento más innato se basa en
querer trepar a costa de los demás, haciendo el chiste fácil
con el tonto del grupo: "Carlitos no liga,
como tiene amor en barra de 24 cm, jajajaja..", luego no entiendes que tu chica te deje. Para
que se va a conformar con vaselina en tubito cuando con Carlos tiene el lomo
ibérico de bellota. ¿Que dónde queda lo de chillar?, pues ahí mismo,
cuando te enteras por el trepa de turno, que tu novia se ha ido con el de 24
Kilates y no es precisamente un Cartier.
Como no podía ser de otra forma pondremos
cotos a tanta humillación, ya está bien por hoy. En la segunda parte pondremos
pautas y ejemplos gráficos para entender a los hombres y cómo reaccionar ante
sus acciones, algunas de ellas sin sentido, pero explicaremos detalladamente el
significado de cada reacción dentro de la mente testicular de cada simio
humanoide.
P.D: Mi agradecimiento a La Regia Gatubela por haberme permitido participar en su Blog con
este post. Muchísimas gracias, gatu-amiga.
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